Esta es la tercera de cuatro entradas dentro de la Serie: El Pulgón y sus Vecinos, donde visitaremos las distintas relaciones que existen en un barrio muy cerca de casa.
Contexto
La vida del pulgón es un ejemplo de las conexiones entre los miembros de un ecosistema que podemos encontrar nada más salir de casa. En esta serie describimos primero al pulgón como parásito de la planta y en segundo lugar, a los depredadores que amenazan al pulgón. En esta tercera entrega, veremos que el pulgón cuenta con un socio que le puede defender frente a esas amenazas. Se trata de una relación antigua y naturalmente, llena de detalles. ¡Veamosla!
Presentación
Las hormigas son insectos que pertenecen al mismo orden que las avispas y las abejas (Himenópteros). Su origen apunta al periodo Cretáceo, hace entre 130 y 110 millones de años. Al final de este periodo, las hormigas se diversificaron, coincidiendo con la aparición de las plantas con flores. ¡Hoy, se conocen unas 14.000 especies de hormigas, cada una ocupando su nicho ecológico!
Quizás la característica más llamativa de las hormigas es su comportamiento social. Forman colonias compuestas de hembras estériles que pueden cumplir distintas funciones. Para eso se valen de un sofisticado sistema de comunicación basado en el contacto físico, el intercambio de fluidos y de señales sonoras y olfativas. Para más detalles sobre la compleja vida de las hormigas, recomiendo consultar este enlace.
Esta capacidad para socializarse les ha valido para establecer relaciones con otros insectos (mirmecófilos). La relación con los pulgones es muy conocida, pero curiosamente, sólo se da entre algunas familias de ambos grupos. En el caso de las hormigas, tan sólo dos subfamilias (Formicinae y Dolichoderinae) de las veinte conocidas se relacionan con los pulgones.
Por el lado de los pulgones, se estima que su relación con las hormigas se inició hace entre 50 y 35 millones de años. En la imagen debajo se muestra un fósil de aquella época (ambar Báltico) en la que una hormiga sugeta a un pulgón. Existen especies de pulgón que son enteramente dependientes de las hormigas. Pero las hay que sólo tienen relaciones esporádicas.
Las especies adaptadas a las hormigas son sumisas, producen mucha melaza y son capaces de atraer a las hormigas y responder a sus señales. Su cuerpo está modificado para facilitar que las hormigas cosechen la melaza. Las hormigas que tratan con los pulgones, por su parte, los reconocen por su huella olfativa y por la composición de la cutícula (revestimiento externo del insecto).
Las especies de pulgón menos "dóciles" no se entienden bien con las hormigas, son un tanto rebeldes y pueden tener algunos enfrentamientos. Si, comparten la misma planta que una especie adaptada a las hormigas, estas acaban devorándolas. ¡Esto recuerda a nuestra propia relación con los animales salvajes y los domesticados!
El Pastoreo de los Pulgones
La transacción. La cuestión clave en la relación hormiga-pulgón es conocer qué gana cada una de las partes. Básicamente, los pulgones ofrecen a las hormigas una fuente de
energía extraordinaria en forma de azúcar líquido concentrado y refinado por el pulgón. Las hormigas no pueden acceder a la savia de las plantas y además, esta savia sería indigesta para ellas. Pueden consumir alimentos de muchos tipos, pero los tendrían que digerir primero para obtener beneficio. La melaza concentrada de los pulgones es energía directamente asimilable en forma líquida que las hormigas pueden consumir o guardar en un compartimento especial llamado "estómago social" que describiremos más adelante.
Cuando se descubrió que las colonias de hormigas que atienden a los pulgones son mucho más amplias, estables y soportan mejor los cambios en el entorno, se comprendió la gran ventaja que les propicia la melaza de los pulgones.
A cambio del valioso combustible, las hormigas protegen a los pulgones de diversas amenazas, como veremos más adelante.
Ahora se entiende que ambas partes ganan en el trato. Pero esto no quiere decir que la relación sea de igualitaria. La relación de la hormiga con el pulgón es un acuerdo de dominio de una y sometimiento del otro. Las hormigas aseguran un suministro nutritivo extraordinario "gestionando" la colonia de pulgones. ¡Los individuos que dejan de producir la melaza son retirados o devorados!
Veamos más detalles sobre esta relación.
La entrega de melaza. Los pulgones que están mejor adaptados a la vida con las hormigas (mirmecófilos) son fácilmente reconocibles porque la composición de su cutícua es similar a la de propias hormigas! Así, con un par de palpamientos con las antenas, estas los reconocen como de la casa. Cuando los pulgones reconocen a las hormigas, excretan la melaza. Además, producen melaza en proporción a la frecuencia con la que se les visita y esto puede incluso resultar en una reducción de su tamaño.
El proceso de recogida por parte de las hormigas es rápido. Esto se debe a que el pulgón mirmecófilo ha adaptado su anatomía a las características de la hormiga y porque la hormiga tiene un “estómago social” de mayor capacidad que el de hormigas no adaptadas al pastoreo, el cual permite recoger todo el líquido de un trago y trasladarlo a la colonia.
Podríamos pensar que el resto de las hormigas que no se relacionan con los pulgones estarán en desventaja. Pero en la naturaleza, todos tienen su especialidad. Hay especies de hormigas “bandidas” que se especializan en depredar a las que se relacionan con los pulgones para consumir la melaza que tan laboriosamente consiguen.
Defensa. Además de patrullar regularmente las colonias de pulgones para extraer melaza, las hormigas se esmeran por defender y atender a sus protegidos. La detección de cualquier intruso activa una señal de alarma a la que acuden más efectivos para expulsarlo.
Las avispas parasitoides son muy sigilosas y agiles inyectando huevos en los pulgones. Las hormigas no pueden evitar su presencia sobre las colonias, pero pueden identificar los pulgones con larvas de avispa en estado avanzado de desarrollo (pupa) y retirarlos.
Esta capacidad parecería muy determinante para evitar que la colonia sea parasitada. Sin embargo, las avispas parasitoides cuentan con sus contramedidas. Por ejemplo, pueden reconocer el rastro de las hormigas sobre la planta y visitar las zonas menos vigiladas!
En el caso de las larvas de moscas cernícalo, se ha observado que las hormigas pueden retirar huevos y larvas jóvenes. Sin embargo, cuando estas pasan a estadios avanzados, excretan un líquido pegajoso que paraliza y mata a las hormigas. ¡En este caso, son las hormigas las que huyen del depredador!
Los huevos de crisopa son muy evidentes y podrían desprenderse con un corte de mandíbula pero están embadurnados con sustancias irritantes para las hormigas.
Cuando emergen las larvas, estas succionan el contenido de los pulgones y se recubren con las carcasas vacías a modo de camuflaje. Se ha demostrado que esta estrategia tiene cierto éxito para evitar los ataques de las hormigas.
En definitiva, las hormigas son grandes defensoras de los pulgones, aunque no logran un control absoluto frente a los depredadores.
Mantenimiento y Cuidados. Además de lo ya descrito, se ha observado que las hormigas pueden realizar otras labores de gestión en las colonias de pulgones.
Por ejemplo, cuando las condiciones son desfavorables para los pulgones, aparecen individuos alados capaces de desplazarse en busca de nuevos asentamientos. En el caso de los pulgones atendidos por hormigas, estas les cortan las alas, para evitar su fuga.
Además, las señales químicas que dejan las hormigas sobre los pulgones resultan en una reducción de su movilidad y una reducción en la emisión de hormona de alarma por parte de los pulgones.
Si bien las hormigas evitan que los pulgones se desplacen por su cuenta, las propias hormigas se ocupan de trasladar con sus mandíbulas a los pulgones a otras plantas dentro de su territorio.
En otoño, los pulgones tienen una fase del ciclo biológico en la que producen huevos, que les permiten sobrevivir el invierno. Pues existen estudios en los que se describe cómo las hormigas pueden llevar los huevos a sus colonias subterráneas para pasar el invierno.
Para terminar, es sabido que las hormigas mantienen un cierto grado de limpieza en las plantas donde atienden a los pulgones. Limpian restos de melaza vertida sobre la planta y mantienen la planta libre de hongos y otros agentes que puedan afectar a la salud de sus protegidos.
Conclusión
Después de describir la sofisticada relación del Pulgón con la planta y con sus depredadores, en las entradas anteriores, completamos aquí el ámbito de relaciones con un tercer agente al que podemos calificar como socio: las hormigas. El término "socio"subraya el carácter transaccional de una relación muy compleja, forjada a lo largo de millones de años.
Como hemos visto, no hay ganadores ni perdedores absolutos en estas relaciones. Siempre queda un margen para que todos los miembros del sistema se mantengan en el ecosistema. Esto contrasta con nuestra tendencia a buscar soluciones absolutas a nuestras interacciones con la naturaleza. Cuanto más nos alejamos de ella, más absolutistas somos.
En la última entrada de esta serie nos centraremos en la manera de gestionar nuestros cultivos y jardines conviviendo con todos los agentes de este sistema.
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